Situada en las regiones más al norte se encuentra una enorme poza de cien pies de diámetro que se dice que no tiene fondo. Todo aquello que entra en sus gélidas aguas nunca sale y es el lugar donde los Vástagos del Norte sumergen a sus muertos.
Cada muchos años, cuándo ambas lunas de Voldor se alinean sobre la Poza de Jirrka, el agua palpita con brillo carmesí y aullidos de rabia y tormento surgen de sus aguas. Según los ritos de los Vástagos, es el lamento de los muertos que agravaron a la naturaleza en vida.