De brazos fuertes y espalda ancha para ser un elfo, este inquisidor posee un aspecto intimidador que llena de inquietud hasta a los más valientes. Sus ojos gris claro y su pelo azabache, que cae sobre sus hombros hermosamente trenzado, le otorgarían un rostro hermoso de no ser por el desagradable aspecto que muestra su piel. Como menkarre, la exposición al sol le genera quemaduras, llagas y ulceraciones que causarían la muerte a cualquiera en pocos días, más aún debido a su negativa de portar máscara alguna. Sin embargo, Xaramun considera el abrazo de Avor como un recuerdo constante de su limitación mortal y, aunque con tremendo dolor, es capaz de anteponerse a ello gracias a la bendición de Praxis. Insensible al dolor ajeno y poco dado a las discusiones, el jefe de los Inquisidores de Praxis oficia la mayoría de juicios por herejía en la ciudad y ejecuta personalmente a aquellos que son considerados enemigos de la fe, tanto en el cadalso como comandando a sus hombres en una cruenta batalla hasta llegar a sus enemigos.