La fortaleza de Iphara, rebautizada como «castillo ducal» tras la conquista de la ciudad, es un palacio amurallado con las características arquitectónicas propias de los hirgures: roca rojiza, torres altas y paredes angulosas con plantas de formas geométricas. Está levantado sobre un complejo subterráneo natural, que ejerce como sumidero de las alcantarillas de la ciudad y que refrigera una pequeña maquinaria de xion que alimenta algunos dispositivos del castillo. Entre ellos destaca la lente de Ahuraz, un gran cristal sobre la torre central que en las noches ilumina el distrito comercial, como si un faro se tratase, permitiendo a los mercaderes realizar sus negocios nocturnos con la luz más propia del atardecer.
Datos generales
Metrópolis: 40 000 habitantes (75 % humanos, 6 % mida, 4 % enanos, 4 % gnomos, 4 % medianos, 2 % felínidos, 2 % arainas, 3 % otros).
Límite de dinero: 75 000 po.
Guardias: 315 guardias a tiempo completo.
Autoridad: Duque de Azur.
Religiones mayoritarias: Iglesia de Eurana, Cofradía de Erekar, Navegantes de Lushtra, Orden de Praxis, Principio Rector mida.
Producción principal: Metales en bruto, grano (trigo, centeno), lingotes de oro, moneda acuñada, herramientas metálicas, armas y sustancias alquímicas.
Ducado de Azur
Perteneciente a la nación de Zabáriax pero con un elevado grado de independencia, el ducado de Azur es la región más alejada del reino y una de las más cosmopolitas de todo Voldor. Gobernada desde la propia metrópolis de Azur, capital del ducado, sus tierras se extienden desde la península de El Espolón hacia el sur, albergando otras ciudades más pequeñas que han jurado lealtad al ducado.
Historia
Aunque algunos piratas y tribus thraxamitas ya recorrían la región de El Espolón en los primeros tiempos, Azur fue fundada por la caudilla Thadoval, del pueblo de La Garra, que navegaba en busca de tierras cálidas para su clan. Allí establecieron el primer puerto y poco después alzaron una fortaleza de piedra, convirtiéndola en un enclave de importancia. Tras más de doscientos años, el enclave ya se había convertido en un gran pueblo y una parada frecuente para los navíos del litoral. Sin embargo, su lejanía respecto al núcleo del reino de La Garra, que por aquella época se encontraba sumida en tensiones internas por el poder, provocó que no pudiesen defenderse del asedio y posterior ataque de las tropas zabarias capitaneadas por el príncipe Neshkem. A partir de entonces, y tras numerosos capítulos bélicos entre las ansias expansionistas del reino de Zabáriax y el país de La Garra, que obligó a amurallar la ciudad, el pueblo se convirtió en una ciudad y después en la metrópolis que es actualmente gracias a su localización privilegiada y al comercio terrestre y marítimo, motor de la región.
El duque de Azur gobierna la ciudad y el resto de propiedades del ducado de forma vitalicia, pero a su muerte corresponde al rey nombrar un sucesor. Sin embargo, este cargo casi siempre ha recaído de manera tradicional en el primogénito, manteniendo la línea de sangre de Neshkem el Conquistador. El duque se apoya en numerosos consejeros y representantes de las diferentes facciones locales, entre los que destacan los líderes de los gremios, de las principales Iglesias de la zona y de los diferentes ejércitos.
Hoy, Azur es una metrópolis que no descansa y donde es posible encontrar cualquier mercancía si se busca lo suficiente. Entre sus calles, incontables poderes fácticos de todo Voldor oponen sus intereses ante una guardia incapaz de dar abasto, mientras legiones de barcos entran y salen de sus puertos.