En la zona más elevada del Macizo Férreo y las montañas cercanas viven desde tiempos remotos varios clanes de kóbolds que sobreviven de la caza y habitan en túneles, algunos de los cuales conectan con el complejo minero de Uskanast.
Tras siglos de encontronazos violentos entre estos pequeños humanoides reptilianos y los mineros, los señores de las minas han logrado un acuerdo pacífico con los líderes de algunos clanes, a los que entregan comida y armas para que se impongan a otros clanes kóbold a cambio de que permitan a los mineros extraer el mineral con seguridad.