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Ciudad pequeña: 8193 habitantes (93 % luanos, 4 % medianos, 3 % otros).
Límite de dinero: 8000 po.
Guardias: 163 guardias.
Autoridad: Sistra Longínea (lukar de Luania), Ciaphas Zancolargo (capitán del ejército).
Religiones mayoritarias: Cantos de los uatis, Iglesia de Sibis y Pharas.

Geografía, cultura e historia

En la frontera sur de Sananda, a orillas del Xenir, se encuentra la ciudad fortificada de Luania. Solo el río la separa de las selvas de Saurania, pero también está próxima al asentamiento saurio del clan Ix-Ahau, a las Quebradas del Ojo y al bosque maldito de Bosquespino. Por esta razón la ciudad tiene una importante empalizada defensiva, cuya base se ha confeccionado con argamasa y cantos rodados provenientes del río. La madera de Luania procede de una frondosa arboleda cercana que recibe su mismo nombre. La tala de árboles se realiza siempre bajo la atenta mirada de la Orden de Bosquespino, que tiene su sede en esta arboleda y aconseja a los luanos sobre cómo mantener de forma sostenible este preciado recurso.

El pueblo luano desciende de los alunos, de la horda de Adanna, que se separó de ellos debido a una señal divina y acabó fundando la ciudad de Luania. Con el tiempo se les unirían los llamados Hijos de Tertia, antiguos esclavos humanos de las minas de Hirior que lograron escapar de los duérgar. Ambos pueblos han sabido adaptarse a esta extraordinaria unión y, aunque existen algunos desacuerdos, sus culturas se han ido entremezclando. El exponente más claro de ello es la propia lukar de la ciudad, Sistra Longínea, hija de Lograss y Tertia, que gobierna con entusiasmo e iniciativa pese a las voces de descontento que quieren un gobierno más marcial.

Luania es una ciudad atípica, puesto que los luanos han concedido a los caballos una importancia capital en la organización urbana. Dentro de la empalizada se destinan grandes espacios abiertos a los caballos y al ganado en general, arracimándose los habitantes en pequeñas viviendas de madera de una sola planta.

Solo algunas construcciones se han confeccionado con piedra, entre las que destaca la herrería de Anquilius, un antiguo esclavo que aprendió su oficio de los enanos duérgar. En el centro de la ciudad se encuentran las casas de doma, que no son más que una serie de cercados por los que corren los caballos aún salvajes a la espera de ser domesticados. El mercado se ubica en la parte sur, constituido por una calle y una plaza donde tenderetes de madera y telas ofrecen a los clientes especias, carnes y todo tipo de bienes, como trabajos en cuero o metal. Diversas posadas dan la bienvenida a los forasteros y grupos de mercenarios o aventureros. Entre ellas destacan El Laúd de la Cuerda Rota, en la que cada mes se llevan a cabo competiciones de música, y El Corcel Desbocado.

La música es inherente a la cultura luana. Ya formaba parte de sus tradiciones antes de fundarse la ciudad, ya fuera cantando en las minas de los duérgar o en las llanuras junto a sus hermanos alunos. Los luanos dan tal importancia a este arte que no hay posada sin un bardo para entretener a la clientela. Además, las leyes se conservan de manera oral en los cantos de los uatis, siguiendo la tradición de los alunos, aunque se han adaptado a los nuevos tiempos añadiendo estrofas que incluyen a los nirienses. En la Casa del Uati se les enseña a los luanos más pequeños los cantos básicos que transmiten su antigua cultura, además de aritmética elemental y escritura común para poder llevar a cabo cualquier transacción comercial. Maeve Paddock, esposa de la lukar Sistra, es quien  regenta esta suerte de templo escuela. Camina siempre apoyada en un bastón con la empuñadura en forma de cabeza de caballo, pues Maeve cayó de su montura cuando era apenas una niña. Aunque no monta desde entonces, el incidente no menoscabó su amor hacia estos animales, y a día de hoy es la mejor cuidadora de caballos de la ciudad. Ha transmitido sus conocimientos a Sistra, lo que le ha permitido seguir siendo líder de los luanos.

Por supuesto, Luania es principalmente conocida por sus caballos, los cuales son traídos por las distintas hordas alunas en sus devenires por las llanuras para intercambiarlos por alimentos y otros bienes, como armas de acero y útiles de montura. La destreza de los domadores luanos es conocida en todo Voldor, y los caballos de Sananda, considerados como una de las mejores monturas. Así, aunque Luania no posee extensos campos de cultivo, solo algunos pequeños huertos, su comercio equino le permite mantener las despensas llenas todo el año. Los luanos también comercian con la carne y la leche de los rebaños ovinos y bovinos que crían, siendo los principales exportadores para Mediopaso y Puerto Estrella.

Luania también es conocida por ser otro de los bastiones de la línea defensiva de Sananda frente a los saurios del sur. La milicia de la ciudad se encuentra generalmente en la urbe, en los barracones construidos junto a las entradas principales, y se les puede ver junto a estas, sometiendo a los visitantes a intensos interrogatorios antes de dejarlos pasar o patrullando las calles. Una parte de este cuerpo armado bate los alrededores de la zona a caballo, siempre pendiente de las amenazas que puedan venir desde el sur o el oeste dada su cercanía a las Quebradas del Ojo y al asentamiento de Muluc-Xul. Los milicianos llevan armaduras con la imagen labrada de dos caballos rampantes rompiendo sus cadenas, y casi todos lucen sus cabezas rapadas al estilo de los Hijos de Tertia. Ciaphas Zancolargo, un viejo esclavo de Hirior, es quien los dirige con mano firme. Aunque su nombre suena como posible sustituto de Sistra entre los descontentos, es completamente leal a la lukar.