Kanka is built by just the two of us. Support our quest and enjoy an ad-free experience — for less than the cost of a fancy coffee. Subscribe now.

Al este de Sananda, entre las Quebradas del Ojo y la ciudad fórmiga de Biixemein, se encuentra la Piedra del Uati. En lo alto de una pequeña loma de extraña hierba rojiza puede verse desde lo lejos una inmensa roca tallada con la forma de una de las aves sagradas de los alunos; más aún, puede verse de noche, pues la gigantesca estatua relumbra en la oscuridad con un brillo verdoso, como una especie de faro en el mar de hierba. Este es un lugar sagrado para los alunos, que no dejan pasar la ocasión de presentar sus respetos cuando se encuentran cerca. De hecho, los alunos que van a morir tienen como último deseo ser cremados a los pies de la estatua, creyendo que así aumentan sus posibilidades de ascender, como Danau.

La historia de este lugar es una de las más trágicas de la tribu y ha sido transmitida entre generaciones mediante la balada Las lágrimas del cielo o la desaparición de Kreis: hace trescientos cincuenta años, en una noche oscura, el cielo de Sananda se iluminó durante unos instantes. Un gigantesco meteorito fue a estrellarse al este de las llanuras, con tan mala suerte que cayó en el campamento del lukar Kreis. Toda la horda fue aniquilada, exceptuando al joven hijo de Kreis, Kreoth. Cuando las demás hordas llegaron a ver qué había ocurrido, se encontraron con un espectáculo dantesco: cuerpos destrozados, la hierba teñida de rojo y un crío magullado golpeando la roca una y otra vez con la ayuda de un kukri. Aun a pesar de que varias hordas intentaron llevarse al joven, este siempre se escapaba, volviendo al lugar para seguir golpeando la piedra. Al cabo del tiempo dejaron al chico, que claramente había quedado trastornado. Cuarenta años después, Kreoth terminó de tallar la Piedra del Uati, dándole la forma que conserva hasta el día de hoy. Solo entonces se permitió llorar por los seres queridos que había perdido.

Desde aquellos días, la tribu de los alunos consideró sagrado el lugar. En la actualidad, un solitario aluno que dice ser el Kreoth que talló la piedra guía a las hordas que pasan por allí, dando consejo espiritual y cuidados curativos, además de encender los ánimos del que quiera escuchar. Es lo más parecido que los alunos tienen a un sacerdote y es temido y respetado por todos ellos, razón por la cual nadie osaría ponerle la mano encima, aun a pesar de tener siempre palabras de guerra en la boca. Kreoth carga  contra los lukares y el aluinar actual, argumentando que las viejas costumbres se están debilitando y que los alunos se han vuelto blandos. Según él, la tribu debería unirse de nuevo y conquistar la tierra que es suya por derecho, expulsando a los ladinos centauros y los pusilánimes fórmigos. Y mejor no hablar de los sucios traidores de Luania en su presencia, los cuales, en su opinión, deberían sufrir la muerte de paja por abandonar las costumbres y mezclarse con otros humanos por sangre.

En realidad, las propiedades de la Piedra del Uati son más poderosas de lo que los alunos se imaginan. De hecho, Kreoth es, como él mismo dice, el que talló el meteorito hace más de trescientos años. Su longevidad y los poderes que ha desarrollado se deben al influjo de la estatua. El anciano es uno de los depositarios del saber de los alunos, el único que recuerda todos los cantos de los uatis, y, como tal, es consciente de las amenazas que se ciernen sobre su tribu. Kreoth es una de las pocas personas ajenas al conflicto que conocen de la existencia de Cytrawsealanthar y Mornafel.