Este solitario santuario situado al norte de Rocfort, en las Montañas Picos Grises, fue uno de los pocos puntos que resistieron la invasión de los elfos durante el alzamiento del Primer Imperio. Construido hace milenios al dios de la agricultura y el Sol, Pélor. Este santuario es un faro de luz y esperanza para las gentes que tratan de vivir humildemente de los difíciles terrenos de Rocfort.