De los más poderosos de todos los ángeles, un Solar es divino tanto en gloria como en poder. En el campo de batalla , su espada se lanza por sí misma al fragor del combate. Los objetivos de su arco caen muertos con una sola flecha. Su poder celestial es tan grande que incluso los príncipes demonios se encogen ante sus potentes órdenes.

Se dice que solo existen veinticuatro solares. Los pocos conocidos son representantes de deidades específicas. Los demás descansan en estado de contemplación, esperando el momento en que sus servicios sean necesarios para mantener a raya una amenaza contra el bien de magnitud cósmica.