1. Journals

Un deseo egoísta, lo que sea por ti

Misión

En mitad de la noche, tras soñar su propia perdición y con el corazón hecho un nudo de terror, Ulvyiv se aprieta el pecho mientras se encoge en su cama, en una posición fetal, como un niño herido haría. Tiene miedo, por su alma, por el sufrimiento que le espera, por Mirlo, que lo dio todo para que él pudiera volver a intentarlo.

Mirlo… ese nombre, incluso con la memoria fragmentada, el corazón nunca miente, y el sudor frío que acompaña los pensamientos de su sufrimiento hacen que se incorpore, que se siente en su cama, mareado del miedo, respirando entrecortado, sudando y temblando… “Tengo que ayudarla”.

Su mirada se centra en el casco, sus ojos amarillos, ahora con tonos más anaranjados por el peso del pago, centran su atención en el objeto que porta su amigo Aikukart. Aprovechando el descanso de los demás, es fácil coger el objeto mágico y salir de la tienda. Durante unos segundos mira a Edmund, la conversación de ayer aún resuena en sus oídos. “Lo siento, amigo, espero poder cumplir la promesa que te he hecho”.

Decidido a librarse de la atadura de su alma, Ulvyiv tiene que condenar 3 almas mortales al servicio de Vecna. Está claro que donde más almas mortales hay es en Elturel, así que, es a Elturel donde tiene que ir.

Mientras sintoniza su espíritu al casco, recuerda la incertidumbre de cuando Edmund hizo lo mismo con su misión de rescate, así que, aprovechando el material de la habitación de Aliento Amargo, escribe una carta a sus amigos para que no se preocupen por su vuelta.

En Común escribe:

“Hola a todos,

Puede que esta mañana echéis en falta mi presencia y notéis que el casco de teletransporte no está. No os preocupéis, lo he cogido yo, durante la noche he tenido un sueño… o más bien una charla con mi patrón. He incumplido nuestro pacto y ahora tengo que pagar las consecuencias.

Sé que os pido mucho, pero me gustaría que esperaseis por mí al menos unas horas, que me dieseis un poco de tiempo. Si no he vuelto pasado el mediodía, entonces seguid el camino que creáis correcto, os alcanzaré cuando pueda o no os alcanzaré nunca más.

Resulte cómo resulte, lo siento por esta acción egoísta.

Un abrazo.

Ravn.”

Más calmado por la carta de disculpa que deja atrás, Ulvyiv usa el casco mientras sostiene el colgante de plata con forma de rosa que robó en la torre de Bèr Nölmien. Cómo otras veces ha experimentado, todo su ser viaja a una velocidad increíble, largas distancias hasta aparecer dentro de la torre.

La torre ahora está ahora llena de gente, parece que Candela, la amiga de Aikukart, ha seguido el consejo que le dimos y ha establecido una base dentro. Al principio todos se sorprendieron, se pusieron en guardia y apuntaron sus armas contra mí. No les culpo, que alguien como yo aparezca de la nada en una base segura hace saltar las alarmas. Pronto una chica toma la delantera y pregunta quién soy, me identifico como Ulvyiv, de la Égida. Ella se presenta como Indis. Aunque me piden explicaciones, lanzo evasivas sobre lo que he venido a hacer y abandono el lugar cuando puedo.

Fuera de la torre la situación es desesperada. Elturel está muy cerca del estigio, demasiado cerca, a penas nos queda tiempo y yo estoy aquí perdiéndolo en mis propios deseos…

No quiero perder el tiempo, así que comienzo a buscar a supervivientes desesperados. Las calles parecen más seguras. Halcón ha hecho su trabajo, aún quedan algunos diablillos voladores, o diablos óseos, pero los narzugones han desaparecido. Espero que no sea porque se están agrupando con su líder, aunque esto me permite explorar con más calma.

Encuentro a mucha gente desvalida, necesitada y asustada, no solo por los diablos, muchos también por mí, piensan que los voy a herir y, en este caso, hacen bien en tener miedo. Tal vez antes no me hubiese importado hacerles daño, pero ahora, no quiero condenar a cualquiera. Prefiero que sea alguien que lo merece o al menos que fuese a ser condenado por sus actos de cualquier manera. Tardo unas horas en encontrar a alguien así. Dentro de una casa huele mucho a muerte, hay cuerpos, adultos y niños, sangre y vísceras por los suelos, no solo de Eltureños, también se distinguen algunas túnicas del Culto del Dragón. Este tipo es perfecto, un asesino, un idiota que no le importa vender su alma para continuar su matanza en Mipsum y a mí no me importa que su alma sufra eternamente en manos de Vecna, así que ya tengo a uno.

Después de condenar al primer infeliz, llevo una hora buscando al siguiente, se está haciendo difícil, nadie es tan malo cómo para merecer el sufrimiento que les ofrezco, no hay tiempo, no puedo seguir perdiendo el tiempo aquí, así que le ofrezco el trato a una mujer que encuentro vagando las calles, no parece alguien malo, tampoco parece alguien que arriesgase su vida para ayudar a otros. Ella está indecisa al principio, no sabe si vale la pena vender su alma por salvar la vida, pero con la intervención de un diablo óseo que tendría ganas de matar, el miedo a morir fue suficiente para que, cuando acabé con él, firmase para salir de este maldito infierno. Ya son dos.

El tiempo pasa y se acerca la hora que pacté con los demás. Sé que me habrán esperado, pero no podemos perder más tiempo. Necesito a uno más, solo uno más. Por desgracia, a quien he encontrado es una madre, desnutrida, cojeando y llorando, con un bebe en brazos. Está desesperada, le ofrezco la salvación de su bebe, por su alma; por supuesto, acepta y me inunda la tristeza, he condenado a una buena mujer y le he arrebatado la familia a un bebe…

El pago está hecho, un siervo de Vecna aparece con los contratos y los escogidos firman, se conceden sus deseos, y yo pido una cosa, que el bebe de la mujer vaya a la puerta de una buena familia, la mujer suplica y su contrato se actualiza, el pago probablemente sea mayor, pero a ella no le importa. Vecna ha recibido sus almas, y yo puedo volver con los demás.

Con el corazón roto por este deseo egoísta, con el alma y las manos aún más manchadas que antes, Ravn solo puede pensar una cosa: "Lo haría de nuevo, por ella, lo que sea por ti, Mirlo".

Un teletransporte secuestrado


Te preparas para teletransportarte de vuelta a la guarida de los Saqueadores, tu mente puesta en tu contrato con el Susurrado, has cumplido tu pago y tu patrón está actualizandolo acordemente mientras sus yugos enviados vuelven con cada copia de las almas que les has entregado. Pero no esperas, hay prisa por volver y la Égida te estará esperado, lanzas el conjuro.

Ocurre en un momento efímero, atravesando la barrera de la realidad para conjurarte a ti mismo junto a tus compañeros, es cuando lo notas, el contrato ha cambiado, prácticamente es uno nuevo. Nada de restablecer el orden, ni información sobre artefactos. Nada de Edmund y Lulu si quiera. Nada de cláusulas adicionales y letra pequeña. Solo una frase.

Las almas condenadas de Elturel o la Mano de Vecna, en 7 días. Fallar significará renunciar a tu alma eterna.

Tu cuerpo siendo arrastrado por la deformación del espacio-tiempo del casco de teletransporte, en un instante que parece eterno, y tu alma hundida en la peor de las desdichas.

Pero todo para de repente. No estás solo, una voz familiar aparece entre la oscuridad que ahora te envuelve.

“Te dije que Vecna no pretende cumplir su parte. Nunca lo hace.”

Ante ti, en una caverna gargantuesca e infernal que no te resulta familiar, el alto y corpulento yugo que se presenta como Yarrastro. Es una hormiga, una mota de polvo comparada con su grandeza, tu mente mortal no llega a comprenderla. El tamaño de la sombra que se alza tras él, una montaña de carne dracónica, cada centímetro diseñado para aplastar con temor y fiereza. Sus cinco cabezas a penas visibles en la negrura de la cueva, pero el fuego, hielo, relámpago, veneno y ácido que emana de cada una de sus bocas ilumina levemente su forma. Tiamat te recibe.

“Tenemos una contraoferta para ti.” – Yarrastro anuncia.

Con mareos y náuseas por el viaje que estoy recibiendo, miro la forma que no llego a entender y siento poder, terror y absoluta brutalidad. El yugo, Yarrastro, no parece mentir, me dijo la verdad cuando lo mate y parecen interesados en mi.
"Os escucho"

“El Rey Liche pretende convertirte en su esclavo, como intentó hacer conmigo cuando todavía era mortal. Jamás se deharía de lo que sea que te tenga bajo su servicio. Te retorcerá y adaptará a su imagen, en lo físico primero” – Dice mientras observa su único brazo de carne no dracónica – “y en tu voluntad lo segundo. Sabemos que va tras la mano, y no se dentendrá en ello. La mano fue traida de Exandria, otro reino más allá de Mipsum, es una aberración aquí. Arkhan, el campeón elegido, ha fallado y traicionado a nuestra Reina. Queremos ofrecerte su puesto, que le lleves la justicia más severa, demuestres que eres inmune a las tentaciones del Susurrado y su mano y nos la traigas aquí. Para destruirla por siempre.”

"Sus tentaciones son más bien amenazas, tiene en una prisión infernal a una persona que quiero liberar, no me importa ni la mano, ni mi destino, tampoco el puesto de Arkhan, os traeré la mano, para que la destruyáis por siempre, si podéis prometerme que me ayudaréis a liberarla, si podéis librarme de las ataduras de este contrato, la mano es vuestra y Arkhan será eliminado, cumpliré mi palabra si podéis ayudarme"

Hay una breve pausa, la conversación mental entre servidor y reina queda aplastada por un sonido gutural, inmenso de manera inexplicable. Un solo respiro de la Dama Cromática, conforme, hace que tus tímpanos resuenen con la vibración colosal.

“Entonces tenemos un acuerdo. A diferencia del dueño de tu alma, nuestra Reina no requiere de pacto ni sello. Promete que destruirás a Arkhan y traerás la Mano de Vecna sin vacilar ante ella para su aniquilación. Y para este cometido obtendrás su bendición. Una sola gota de su sangre que mientras portes te dará los beneficios de sus más fieles dragones.”

La zarpa inmensa de Tiamat se clava entre sus implacables escamas, haciendo una diminuta herida de la que extrae una sola gota, que extiende en su garra hasta un pequeño frasco en la mano alzada de Yarrastro.

“A cambio, una vez completada la tarea, nuestra Reina se compromete a facilitar la liberación de tus seres queridos bajo el yugo de Vecna y de tu alma si así lo deseas. Como hizo conmigo.” -Yarrastro hace un gesto hacia el suelo mientras extiende el frasco rodeado por una cadena de metal. - “Arrodíllate, promételo, y serás libre.”

Por mi mente, pasan muchos pensamientos a la vez, será mentira? Sin contrato? No me está engañando? Su sangre me va a convertir en un monstruo? Pero, este último evoca un soplo de realidad, ya soy un monstruo, una herramienta, soy un una especie rara de zombie. Si esto es lo que hace falta para mi libertad y la de Mirlo, tal vez ella no quiera nada de un monstruo como yo, pero yo no puedo permitir que pague mis errores.
*Me arrodillo*
"Prometo traer ante la Dama Cromática la mano de Vecna y destruir a Arkhan el traidor"

Yarrastro pone el colgante con el frasco de sangre alrededor de tu cuello.

“Bien hecho, Ravn, álzate y vuelve con los tuyos. Esperaremos noticias.”

Y con un chasquido de dedos, el conjuro de teletransportarte vuelve a tomar efecto y te devuelve a tu destino original.

Un favor se paga con otro favor

La caverna de Averno donde te transportas es una vasta y majestuosa cámara, iluminada por el resplandor de cinco enormes pilares de fuego, cada uno representando a uno de los aspectos de la Reina Dragon. Las paredes de roca volcánica están grabadas con símbolos antiguos y estatuas que rinden homenaje a la grandeza de Tiamat. En el centro de la caverna se encuentra un trono de piedra negra, donde reposa Tiamat en forma de la más bella de las mujeres humanas, largos cabellos blancos, prendas ligeras de un fuerte rojo, gemas cromáticas danzando a su alrededor y rodeada por la inmensidad de su tesoro y sus seguidores, entre ellos Krull y Yarrastro.

a086c1dc-23d1-4562-b8cd-e3988a80b668.jpg

Al entrar en la caverna, eres recibido por un coro de voces rugientes y el batir de alas de los dragones que descansan ante la Reina Cromática. Tiamat no se mueve de su trono, observándote con interés, mientras Krull se aproxima.

"Bienvenido, Ravn, a mi santuario!", declara Tiamat con una sonrisa siniestra, aplaudiendo tu entrada triunfal. "Has cumplido con tu parte del trato, trayendo la Mano de Vecna y la cabeza del traidor ante mí. Has demostrado ser un siervo leal y valiente".

Con un destello en sus ojos, Krull se inclina hacia adelante, fijando su mirada en ti de forma penetrante mientras toma la mano y la cabeza.

"Ahora, Ravn, mi fiel sirviente", continúa Tiamat con una voz profunda y atronadora, "me pregunto, ¿Qué es lo que esperabas de mí? Dime otra vez, ¿Qué deseabas que hiciera por ti ahora que has demostrado tu valía?"

El calor que emanaba de mi cuerpo comienza a disminuir, mi forma de Alma Guerrera comienza a disiparse de nuevo a su estado normal, a mi cuerpo cubierto por armadura, por una piel pálida y unos ojos de no vida.
"Dama Cromática, mi deseo es ser libre del contrato que mantiene mi alma ligada a las manos de Vecna, deseo ser libre para poder liberar a alguien que también ha caído en sus engaños, quiero recuperar a alguien importante y no puedo hacerlo en esta condición" .
Me relajo ya que lo que está por venir, no está en mi mano, inclino un poco mi cabeza para mostrar respeto e implorar de la única manera que se por su ayuda.

Su rostro cambia, una sonrisa se muestra en sus labios, divertida pero desafiante. Mientras Krull se marcha hacia la oscuridad, con aquello que os ha costado tanto, para no volver a verlo jamás. La Dama Oscura te responde sin dejar escapar esa pequeña risa que domina sus labios.

“Ravn, querido, un favor por otro, puedo ayudarte a liberar tu alma, puedo ayudarte a liberar el alma de aquella que amas, o puedo ayudaros a liberar a todas las almas penden de un hilo sobre el estigio”.

No te das cuenta de como o cuando, pero en el momento en el que extiende levemente, palma arriba, la mano hacia ti, invitándote a hablar o quizás incluso a aproximarte, te encuentras frente a ella. Sin haber sido consciente del movimiento, sin haberlo querido o deseado, has pasado de inclinar la cabeza a lo lejos a arrodillarte ante ella, a pocos peldaños de sus pies.

“Escoge bien tus palabras, un favor por un favor”.

Por mi mente pasan muchas incógnitas, sobre qué sería la mejor opción, sobre cómo podría la Dama Cromática ayudarnos a liberar las almas de Elturel... Pero, no es eso a lo que he venido, las almas de Elturel tienen salvación, yo, la Égida, nuestra fuerza. Mirlo sigue atrapada, no se en que condiciones, pero no puedo ayudarla hasta que sea libre de conspirar contra mi señor. Una vez más, con un deseo egoísta en un momento crucial, una vez más confiando en que mi determinación y fuerza serán suficientes para ayudar a Mirlo.
Deben serlo, no, lo serán, si algo he aprendido bajo el yugo de Vecna, es que no tengo un límite, no me detendré ante ningún enemigo o adversidad, luchare hasta su liberación o mi muerte. Por mucho que me duela dejarla así, si mi alma no es libre, la suya tampoco podrá serlo, si muero, nadie podría salvarla, y si muriese bajo el contrato con Vecna, el sacrificio de Mirlo habría sido en vano.

"Ayudame a liberar mi alma, por favor, ese es el favor que me gustaría recibir"
Con todo dicho, las palabras de Nascio hacen eco en mi interior 'Sois héroes' . Ja, claro, un héroe no antepone sus deseos a tantas vidas, soy solo una tormenta de violencia, un arma más, hasta ahora me han empuñado, pero ahora, ahora yo mismo dirigiré mi filo a mis objetivos, a salvar a los indefensos, a salvar a Mirlo. Levanto mi mirada con confianza hacia la Dama Cromática.

No has terminado tú última frase, y la mas leve de las risas se escapan de la Diosa de los Dragones en forma mortal. Quizá es culpa de este avatar que ha tomado, quizá es una farsa que pone ante ti para parecer más humana. Pero inclina su mirada hacia ti, como una madre que ve a su hijo desesperado y sabe que debe impartirle esperanza.

“Ah, mi joven mortal, por supuesto. Uno debe salvarse a si mismo antes de salvar al resto.”

La Dama cruza sus piernas y se pone pensativa por un momento. Para luego retomar la conversación.

“Por suerte y desgracia para ti, todo este tiempo has estado bajo la engañifa del Susurrado. Desconozco como pudo poner sus sucios dedos sobre tu alma en su transición, pues no le pertenece a él. Quizá alzó tu cuerpo con su oscura magia, pero tu alma ha pasado por mis dominios, y en ellos sigue.”

“Antes de que el Estigio te tomara, tu vida estaba plagada de pecado. Con la ira vivías y sigues viviendo, de alguna manera, en harmonía. La avaricia también reinaba entre tú y los tuyos. Pero es la soberbia lo que te trajo la perdición. Te creías inmortal, te creías capaz de todo, y al final caíste en pecado, como tantos otros.”

Sus ojos se toman un momento para observarte y ver tu reacción, pero sigue hablando.

“No te juzgo, Yarrastro y Arkhan eran como tú, pero solo uno de ellos ha conseguido sobrevivir a su pecado antes de que su pecado le sobreviva a él. Lo que quiero decirte es que fue tu pecado lo que te mató. Y fue el Dios de los Pecados, el Señor de la Tiranía quien te reclamó.”

“Lo que quiero decirte es que tu alma se encuentra en Dis, no en posesión de Vecna. Quizá le pertenezca a él según vuestro contrato. Quizá en tu paso por el Estigio y por Averno consiguió alzar tu cuerpo y atar tu palabra a él. Pero tu alma cruzó estas puertas, y hasta que no venga a atravesarlas él mismo para recogerla, su verdadero dueño es Asmodeo.”

Mientras la Dama habla y me mira mi ceño se frunce primero por ira al pensar que he sido engañado hasta tal punto, luego, se relaja, y en mi cara solo hay decepción, porque he sido engañado hasta tal punto de herir a personas inocentes, y con sus palabras me recuerda que fueron mis pecados los que me han traído a esta situación.
"Entonces cómo puedo liberar mi alma? Debo bajar a reclamársela al mismo señor de los 9 infiernos?"
El sudor recorre mi cuerpo de pensar en que tal vez es una misión imposible y mi pecho se encoge con desesperación.

Una sola palabra retumba en la caverna con la voz verdadera de Tiamat, quizá no era tu peor pesadilla, pero muy probablemente lo será de aquí a que esta interminable tortura acabe.

“Sí”

“Te ofrezco una ayuda incalculable para esto, sin embargo.”

Continua Tiamat mientras tu mente se hunde en la desesperación.

“Busca a Koh Tam, el antiguo elegido de Vecna, fue el mortal que ayudó originalmente a Yarrastro en su transición. Ahora sirve a la Reina Cuervo desde su mausoleo en la Ciudad de los Muertos de Aguas Profundas. El podrá localizar tu alma en Dis y llevarte hasta ella. Ahora mismo, un aliado tuyo, Ramius Dangremond, está con él en el plano material”

Koh Tam el antiguo elegido de Vecna, la Reina Cuervo, Ramius el jinete, vale, puedo hacer eso, puedo hablar con él, buscar mi alma cuando esto acabe.
"Muchas gracias por su generosidad y palabras Dama Cromática, buscaré a mi aliado y continuaré mi misión"
Es difícil, pinta muy jodido, otro dios de por medio, aún no tengo claro que pasará si muero, Vecna me reclamará, o será Asmodeo, si son ambos, no me dejaría eso en un vacío de la no muerte? Que mas da, debo buscar mi alma, y Ramius me ayudará a hacerlo, al fin y al cabo, voy a salvar Elturel y a toda su gente.
"Mi señora, si lo desea, devolveré la gota de sangre que me concedió para cumplir el encargo"
Digo esto último mientras saco el colgante de plata cristalizada con la sangre de Tiamat, sabiendo que era un préstamo y no quiero deber nada a un dios que me ha tratado al menos de una manera "justa", por llamarlo de alguna manera.

 

Vuelve a ocurrir, no sabes cuanto tiempo ha pasado, si ha sido instantáneo o si has olvidado como has llegado andando hasta aquí. Quizá incluso nada de esto haya ocurrido y todo haya pasado en tu cabeza. Pero te encuentras en la enorme boca de una calavera dracónida colosal, dando al calor de Averno. La conversación con Tiamat resuena en tu cabeza, como un sueño lejano. Que termina en una última frase que corta la tuya. Una frase cargada de delectación.

“Ve, Ravn, porta mi sangre y demuestra que aún llegarás a ser mi campeón.”

Y cuando miras abajo, el colgante sigue en tu cuello, y en tus manos, en su lugar, tienes las hojas hechas con el cuerno del dragón azul que la traicionó y tu mataste, estallando con energía eléctrica.

Miro el colgante y aprieto las hojas.
"Está bien, vale, al menos ahora me empuña alguien con dos manos"
Busco el destello de los dragones y me dirijo a él, con cada paso un sentimiento distinto recorre mi cuerpo, ira , que pronto desaparece, no debo dejar que me domine, no soy más ese hombre. Tristeza por no poder acabar de una manera sencilla, aun me queda mucho por hacer. Esperanza, porque hice una promesa a mi amigo Antaris, salvaría Elturel y recuperaría mi alma. Determinación, porque Mirlo vale cada gota de sangre y sudor, y yo pienso sangrar y sudar lo que haga falta para que mi Alma de Guerrero libre batallas y misiones libre, por propia voluntad, por la gente a la que quiero, para proteger lo que quiero, como todo guerrero debe hacer, como he aprendido que debo hacerlo, por amor, no por ira o soberbia.
Y mis pasos siguen hasta mis dos compañeros dragones.