Los rakshasas utilizan la delicadeza y el engaño en sus intentos de dominar a otras criaturas. Pocos los ven en su forma verdadera, ya que pueden disfrazarse de lo que quieran. Suelen vestirse de alguien influyente o poderoso, como un noble, un cardenal o un rico mercader. Su auténtico aspecto combina rasgos de humano y tigre, con una deformidad notable: sus palmas están donde los humanos tienen el dorso de la mano.
Estos infraplanares aparecieron hace mucho tiempo en los Nueve Infiernos, cuando poderosos diablos realizaron un ritual para liberar sus almas de sus cuerpos y así poder escapar de los Planos Inferiores. Los rakshasas entran en el Plano Material para saciar su ansia de carne humanoide y sus malvados planes. Seleccionan a su presa con cuidado, evitando por todos los medios que se descubra su presencia en el mundo.
La muerte de un rakshasa es un proceso agónico y tortuoso que le devuelve a los Nueve Infiernos, donde su esencia permanece atrapada hasta que su cuerpo se reconstruye, en un proceso de meses o años. Cuando renace, conserva todos los recuerdos y conocimientos de su vida pasada, por lo que buscará vengarse de aquel que lo asesinó. Si por algún motivo este no está a su alcance, podría decidir castigar a su familia, amigos o descendientes.
Como los diablos, un rakshasa asesinado en los Nueve Infiernos es destruido para siempre.