Junto a los diablos y los monstruos, los Nueve Infiernos han dado origen a amenazas más nebulosas. Incluso la emoción negativa en bruto puede personificarse en los confines más oscuros de los planos inferiores. Se fusiona en una forma que sólo conoce el hambre y la necesidad de cazar. Acecha a quienes están llenos de miedos e inseguridades que se niegan a reconocer.

Las sombras tiránicas son una amenaza exclusiva de los Nueve Infiernos. Los mortales de los Nueve Infiernos viven en la agonía y el terror por definición. Sin embargo, la vida de un diablo rara vez es más feliz. La jerarquía infernal es dura y los que están por encima abusan constantemente de los infraplanares que tienen por debajo, al tiempo que temen la usurpación a cada paso. A diferencia de las taimadas huestes del Abismo, a los diablos nunca se les permite dar rienda suelta a la amargura que es su suerte, obligados a una muestra de disciplina y obediencia. Esta miseria enconada, a la que no se da otra salida, se manifiesta como una criatura independiente que se separa del diablo que la generó para seguir su propia vida malévola. Las sombras tiránicas suelen aparecer como enormes reptiles acechantes hechos de sombras retorcidas, a menos que adopten formas específicas para explotar los miedos de sus presas.