Un titán Elemental de descomunal envergadura, único en su especie, que vive escondido a lo largo de los muchos kilómetros de tierra salvaje del Coto Elemental de Kordichai. Una mezcla entre lo elemental y lo infraplanar, como el lugar que habita, es una criatura formada por el encuentro de dos planos diferentes. Se dice que la Erillama se asemeja a una Tarasca en perpetuo resplandor, formado por elementales entrelazados y teselados. Es maleable, capaz de dividirse en multitud de cuerpos individuales y volver a formarse a voluntad.

Por mucho que lo rastree, Kordichai nunca ha conseguido cazar ni acabar con el monstruo. Sólo los restos retorcidos de las barcazas, las ruinas de los pabellones de caza destruidos y los cadáveres de sus siervos atestiguan su existencia y su poder. Con el tiempo, Kordichai se ha obsesionado cada vez más con este escurridizo habitante de su Coto, asumiendo riesgos cada vez mayores, e incluso eludiendo sus obligaciones a la menor sugerencia de que ha hecho acto de presencia. En última instancia, el predestinado encuentro entre ambos acabó con la muerte del archidiablo y con el retorno a su letargo para el victorioso titán.