Los lémures, o diablos deformes, nacen cuando las almas de los mortales se ven corrompidas por el mal y son confinadas a los Nueve Infiernos por toda la eternidad. Son el tipo más débil de diablo, informes criaturas repugnantes condenadas a sufrir tormentos hasta que logren ascender a un rango superior, normalmente el de diablillo.

Los lémures parecen una masa de carne derretida, con un pecho y cabeza vagamente humanoides. En su rostro se distingue una expresión de angustia constante y, aunque no son capaces de hablar, su triste boca pronuncia murmullos incomprensibles.