Llevados por su odio a los elfos, los Reinos Humanos avanzan en guerra para reconquistar los terrenos que un día fueron suyos. Las ciudades élficas de la frontera norte caen sin mucha resistencia dada la inestabilidad de su gobierno, inmerso en luchas de sucesión. Un tercio del imperio ha caído en manos humanas, pero conforme sus tropas se acercan a Ciudalia, la capital del Imperio, situada junto y protegida por los dos rios que toman su cauce al Lago Esmel, es la mayor fuente de la resistencia y en su posición estratégica defiende, aún sin gobierno estable, las ciudades que la rodean.
Más de un milenio después la guerra ha cesado tras la necesidad de coalición por ambas partes. La mayoría de territorios del norte de las Grandes Colinas han sido recuperados por los humanos, formando tres reinos en total. El imperio sigue disfrutando de una gran cantidad de terreno al sur, extendiendose de este a oeste lo suficiente como para albergar ciudades pueblos y villas para todos sus habitantes. Hoy en día los lideres de ambas fuerzas, el Rey Uriel Altfort III y el Emperador Melandrach Sempitierra se encuentran en paz gracias a los tratados de la Alianza de los Lores.