La colina verde de Sehanin, conocida así por su forma de medialuna, ubicada en el Lago Esmel, es el lugar donde los elfos levantaron su asentamiento más grande. Las casas y edificios estaban adornados por brillantes metales, y se decía que la arena de las calles era de granos de diamante, y puentes blancos de cristal unían las fértiles tierras de sus afueras con las grandes puertas de la ciudad.
El centro de la ciudad estaba dominado por la torre de Ingwë, ahora sede de la Escuela de Cobalto en Ciudalia, cuya linterna de plata brillaba en el lago. Debajo de la torre estaba la Mansión de Sharrum-kin, el primer emperador de los elfos. Aquí también se encontraba la Gran Plaza, donde florecía el árbol blanco Galathilion. Bajo su sombra se llevaban a cabo juramentos, juicios y sacramentos.
Después de que la mayoría de los elfos se establecieron a lo largo y vasto de las tierras que ahora ocupa el Imperio élfico, en la Edad de los Feudos, hubo un famoso emperador llamado Fëanor. Este joven emperador reunió a los lideres del ejercito en la Gran Plaza, donde instó a los elfos a que regresaran con él al Paraje Féerico, plano del que se cree que provienen todos los elfos de piel pálida, para completar su conquista y expandir el Imperio más allá de Mipsum, ya que sus vidas en Ciudalia eran simplemente una prisión traída por los dioses. Este demente emperador, con poder total sobre el control de su ejercito, y su error de prepararse para una guerra imposible a través de los planos, fue uno de los mayores puntos clave para el éxito de los Reinos Humanos en su Reconquista Sagrada.
Años después, una vez que todos los reinos de los elfos en la Costa de la Espada habían sido derrotados, el Emperador Melandrach Sempitierra, trató de dar los pasos hacia un pacto de paz con Uriel Altfort III.