Biografía

Halcón, El trueno del norte, El bailarín… Este guerrero tiene muchos nombres, aunque ninguno de estos sea el que le pusieron al nacer.

A lo largo y ancho de los reinos humanos, cuando los soldados regresan exhaustos del campo de batalla aún pensando en lo cerca que han estado de la muerte, o cuando están bebiendo cerveza en la taberna más cercana, no puede faltar una historia del gran Halcón.

Nacido y criado en la ciudad de Lapyros en Rocfort, y proveniente de una familia pobre y marginal, Halcón siempre supo que su vocación era el arte de la guerra. Cuando apenas tenía 15 años desafió a un hábil comandante del ejército en la plaza de la ciudad para demostrar su valía. Le encaró con una vieja espada sin filo que había comprado ahorrando durante meses. Cuando esta se quebró, combatió con el mango, y cuando se quedó sin él se las apañó para arrebatarle una daga a su adversario y ponérsela al cuello antes de que pudiera reaccionar. Inspirado por su pasión, el militar le permitió alistarse y recibir formación profesional, para ser el mismo Halcón quien tan solo tres años después formaría a los soldados y participaría activamente en la estrategia militar.

No se sabe si perdió la ilusión o si se cansó de lo lento que funcionaba el sistema, pero pasado un tiempo sencillamente se marchó. El soldado más implacable del ejercito de Rocfort se hizo uno con el camino, manteniendo su ideal de enfrentar a los injustos.

Recorrió los reinos humanos acabando con monstruos, deteniendo delincuentes y creando épicas historias para los juglares. Rápidamente los caminos se volvieron más seguros, pues carroñeros, ladrones y asesinos temían la aparición del guerrero.

Años más tarde y sin previo aviso regresó a Rocfort para hablar con los líderes militares, tras aprender que su linaje perdido le hacía Mariscal del Puño Ardiente en Puerta de Balduran. Pidió que les dejara liderar y entrenar a los soldados más sobresalientes del país, y así es como conoció a Sogo y a Bastian. Juntos se convirtieron en La Patrulla, un equipo de élite que resolvía situaciones y derrotaba enemigos que escapaban a las capacidades del ejército, y además no tenían que responder ante la autoridad de nadie para llevar a cabo su labor.

Misteriosos asesinatos sin resolver, bestias jamás vistas atemorizando pequeñas aldeas, asociaciones criminales en la sombra... Gracias a las excepcionales habilidades de los tres guerreros y de la autoridad que les concedían los Reinos Humanos, no tenían ningún obstáculo a la hora de realizar su trabajo.

Aunque esta no era la única motivación de Halcón a la hora de crear este equipo. En sus viajes había descubierto que se aproximaba una guerra proveniente de más allá de la Cordillera del Fin del Mundo. No sabía cómo iba a ser ni quienes estarían involucrados, pero sí que tenía la seguridad de que su deber era preparar a Rocfort ante cualquier amenaza, e intentar convencer a los reyes humanos de que debían reaccionar antes de que fuera tarde, y orquestar un plan de defensa, si fuera posible, en asociación con el Imperio Élfico.

Pero el primer paso para esto sería dar una formación extraordinaria a soldados excepcionales, los cuales eventualmente serían los líderes militares que encabezarían las defensas de Rocfort.

Guerra de la Madre Dragón

La guerra que Halcón había profetizado no vino de una tierra lejana, sino de dentro. Cuando el enemigo se alzó, lo hizo lentamente, arrastrándose entre las sombras como las sierpes a las que adoraban. El Culto del Dragón se había infiltrado en muchas ciudades y pueblos. La codicia es un pecado del que hasta los más bondadosos pueden beber, y en él Tiamat ejerce su control. Solo cuando un número suficiente de acólitos y sectarios había sido reunido. Solo cuando un gran tesoro había sido robado poco a poco a innumerables ciudades de la costa de la espada. Y solo cuando una gran cantidad de huevos de dragones habían eclosionado, y las crías habían sido preparadas para la batalla, el enemigo se mostró.

En Grenest, un pueblo de la vecina Delfort, el culto dio el primer ataque. Cuando los seguidores de la Dama Cromática mostraron su poderío, seguidos de dragones adultos, los grandes lores decidieron responder. Halcón fue uno de los primeros en solicitar un alto a la guerra entre elfos y humanos, que llevaba tiempo estancada. Para ello tuvo que revelar su verdadera identidad como Gran Duque de la Puerta de Balduran, Ulder Falcoguarda. Con su iniciativa, un consejo de los más poderosos líderes se formó en secreto, para lidiar juntos con la situación.

Tras la Guerra

En los tiempos de paz, nunca antes vistos, en los que se sitúa ahora la Tercera Era, Ulder ha guardado el nombre de Halcón, el nombre de un líder de guerra, para asumir por completo su puesto como Gran Duque Falcoguarda. Sus más cercanos y aquellos que comanda bajo el Puño Ardiente, aún le llaman Halcón, o Mariscal. Pero hoy en día, el Duque se centra en mantener la paz que tanto ha costado obtener y en mejorar su ciudad, tras haber obviado su responsabilidad hacia su pueblo, demasiado tiempo.

Esta paz ha sido fomentada por la unión y alianzas con ciudades vecinas y con el Imperio. Una de ellas, en especial, Elturel, su hermana en Deltfort, ha sido la primera en aceptar estas alianzas. Tras su caída a Averno, un evento que Falcoguarda sobrevivió gracias a la ayuda de sus jinetes, pues se encontraba en la ciudad firmando estos tratados cuando ocurrió, el Gran Duque ha trabajado duro en ayudar en su reconstrucción. El Puño y los Jinetes trabajan ahora codo con codo. No como capitales de países distintos, sino como dos ciudades vecinas que se necesitan mutuamente.

Title
Gran Duque, Mariscal del Puño Ardiente

Type
PNJ

Race
Humano

Gender
Varón

Pronouns
Él

Appearance

Altura
1,76

Ojos
Marrones

Piel
Pálida

Pelo
Negro con coleta