Borus es un Cambion originario de Averno, hijo de la fugaz unión de la archimaga Tarria Savikas y del Rakshasa Mahadi. Creció en un mundo perverso y cruel, envuelto en un manto de mentiras, ya que Tarria ocultaba la existencia del mestizo por miedo a represalias por parte de su padre, y al rechazo e incluso odio por parte de diablos de “sangre pura”.
Tarria prometió a Asmodeo tanto su lealtad como la de su hijo cuando este aún no había nacido, por lo que cuando el cambion creció, tuvo que adoptar la doctrina del Dios, pero no hizo lo mismo con su fe.
Entre las poblaciones avernianas y los campos de batalla que transitaba, Borus aprendió el arte de la manipulación y el engaño (para los que tenía un talento innato), y el poder de la violencia y el miedo. Estos talentos fueron bien aprovechados por el señor de Neso durante mucho tiempo, mediante las tareas que le encargaba realizar.
Cazar elementos subversivos (especialmente arcanistas), recuperar conocimiento perdido u objetos protegidos… Asmodeo supo pronto como aprovechar a Borus en su máximo potencial: dejándolo vagar libre y solicitando misiones puntuales que fueran del agrado del cambion.
Esta indiferencia por los intereses infernales y por la jerarquía se hicieron aún más evidentes con su paso por Mipsum. La comida era sabrosa, el clima era agradable, y los habitantes, la fauna y la flora apenas suponían una amenaza en comparación con los de su plano natal. Para él, el plano material era un paraíso, y como es natural decidió habitarlo más que ningún otro.
Un día como otro cualquiera, en el que se disponía a volver a Averno después de otra larga estancia en Mipsum, la Erinia Alecto le esperó al otro lado. En nombre de la archiduquesa Azor se le desterró de Averno por ser un sangre sucia, y con un ataque de arma infernal y su respectiva marca, se le despojó de su parte infernal. Le arrancaron la mitad de su alma.
Habiendo sido forzado a permanecer lejos de su tierra natal y sintiendo un desagradable vacío en su interior, trató de mantener la compostura y pensar en cómo recuperarlo todo, pero pronto empezó a sentirse débil y vulnerable. Una criatura como él, un infraplanar sin la totalidad de su alma, y en especial una alejada forzosamente de su plano original, no duraría mucho. Ya que según descubrió, en su caso los síntomas empezarían en una gran debilidad física, pasarían por la pérdida total de la cordura, y terminarían en la más segura de las muertes. Por suerte se presentó ante él una solución, o al menos una temporal.
Conoció a la torpe ratera de Lynette, y la sacó de un aprieto con la guardia de Puerta de Balduran. A cambio, la pícara tuvo que firmar un contrato en el que se comprometía a ser su guardaespaldas, al menos hasta que Borus considerara que el favor había sido devuelto. Pero sin saberlo, también aceptó ceder parte de su vitalidad para mantener al diablo con buena salud. Este pacto infernal, y el flujo de energía espiritual que conllevaba, despertó un poder psíquico latente en la pícara felina. Sin embargo, al poco tiempo esta comprendió que ni todo el oro o el poder del mundo serviría para compensar lo insufrible que sería convivir con el arrogante y pretencioso diablo. Entendiendo que había empeorado aún más su situación por su falta de juicio, la huérfana solo pudo encontrar refugio en dos cosas: el alcohol y la pasivo-agresividad.
El cambion continuó viajando por los reinos humanos junto a su nueva compañera bajo la identidad de Joao Flamingo, mientras trataba de acumular fortuna, favores y conocimiento, pues quería prepararse para recuperar lo que se le había arrebatado.
Tras la repentina caída de Elturel a Averno, unió fuerzas con dos extraños aventureros llamados Iroh y Aikukart, que se habían propuesto revertir la situación y enfrentar los planes de la archiduquesa. Los cuatro pasaron por Balduran y Candelero, aprendiendo más sobre a qué se enfrentaban, combatiendo a los seguidores de Azor y creando unos peculiares y tensos lazos de “camaradería”.
En Candelero, gracias a los amplios estudios infernales de los que los eruditos gozaban, fue capaz de eliminar el estigma de su espalda, el cual le impedía volver al infierno. Además, fueron también capaces de enviarlos directamente a una Elturel encadenada y arrastrada en el cielo de Averno.
Tras ponerse al día con Halcón y los supervivientes en el Salón Alto se dispusieron a descansar, pero Borus no pudo. Después de todo lo que habían vivido, había algo que no lograba sacar de su cabeza.
Tras todo el tiempo que había estado aprovechándose de Lynette, Borus creyó haber creado un verdadero vínculo de confianza con esta. Sin embargo, al ver cómo se comportaba la pícara con Reya, entendió que lo que él creía sentir no era recíproco.
Pero, ¿por qué iba a ser importante lo que sintiera su moneda de alma personal? Solo era una ratera de poca monta, un recurso útil, otra persona manipulable de usar y tirar. Entonces, ¿por qué le irritaba tanto?
Esa misma noche, el cambion llevó a cabo la primera buena acción de su vida. Rompió el contrato de Lynette y le dijo que ya no la necesitaba para nada, que no hacía falta que siguiera estorbando en Averno. Habló con Reya para que la acompañara, convenciendo a la jinete con engaños acerca de que Aikukart estaba preocupado por ella y la prefería de vuelta en Mipsum. Tras esto, se llevó el Escudo del Señor Oculto consigo, para compensar su débil y fragmentada alma con el poder de este.
A Iroh y Aikukart les dejó un contacto de la Ciudad Púrpura que quizá les podría ayudar, aunque pensaba que los aventureros permanecerían en Elturel para ayudar a sus habitantes. Por último, en la carta en la que explicaba la situación también les dejó su nombre verdadero como plan de contingencia, ya que era probable que el escudo terminara tergiversándolo, que perdiera la cordura por culpa de su herida espiritual, o que Azor lo dominara y usara en contra de su voluntad.
El diablo sabía que no podría acabar con la archiduquesa él solo, pero si existía alguien o algo lo suficientemente fuerte para ello, pensaba emplear las fuerzas que le quedaran en allanar el camino haciendo lo que mejor sabía hacer: ser un incordio.
Deambuló un tiempo por aquí y por allá tras asegurarse de que su madre se encontraba bien. Con su astucia y tirando de varios hilos, finalmente logró tener una audiencia con Bel, quien se mostró benevolente e interesado en la propuesta del cambion.
Supo de la historia del demonio Kostchtchie, La Escarcha Inmortal. Cómo fue derrotado y apresado por Azor, y su relación con Baba Yaga. Usando su pico de oro, logró pasar de Natasha a Tasha, y de Tasha a la mismísima Baba Yaga, quien le terminaría facilitando la filacteria del demonio.
Su intención inicial era provocar a Azor para tenderle una trampa, un encuentro cara a cara que rápidamente se convertiría en un ataque sorpresa del demonio y sus gigantes de escarcha. Sin embargo, supo de los planes de la Égida, y teniendo en cuenta lo que estos habían logrado contra todo pronóstico en los últimos meses, consideró que lo mejor que podía hacer era crear la mayor de las distracciones para ayudar en su misión.
