Originalmente, Zariel era una Solar de piel impecable, alas de plumas doradas y una venda cubriéndole los ojos, bajo el mando de Pélor. Su nombre verdadero, Zarelor-Exarlontass-Solisziel, significaba Luz de Pelor, Lider Guerrera, Compañera Solar. Fue el ángel enviado de Elíseo a los Siete Cielos para observar y vigilar la Guerra de Sangre, pero por la exposición continuada al conflicto, desarrolló una obsesión por la Guerra y un gusto por la batalla. Zariel era impetuosa por naturaleza, y no podía ignorar el deseo de luchar que llevaba dentro, pero sus peticiones eran constantemente impedidas por sus compañeros angelicales.

Sirvió bajo el mando de Ashmedai, un mariscal celestial que montaba un león alado dorado. Zariel creía que era responsabilidad de las huestes angélicas derrotar al mal, y opinaba que un asalto de las huestes de Celestia podría aniquilar a ambos bandos de la Guerra de Sangre de un solo golpe, liberando al multiverso de los infraplanares que se destruían entre sí y a vastos trozos del mismo en el proceso. A pesar de reprender a sus superiores por su postura de observadores neutrales, a Zariel se le prohibió repetidamente entrar en el conflicto. Zariel se sentía frustrada por la negativa de sus superiores a participar en la guerra, y llegó al límite cuando Yeenoghu inició una serie de incursiones por el Plano Material.

La fama que obtuvo en estas heroicas intervenciones divinas, y el vínculo que Zariel y su nueva compañera, Lulu encontraron entre los mortales la llevaron a formar un ejército, siglos después, de los Jinetes de Elturel. Cuando Yeenoghu volvió, Zariel, conocida por su nombre de batalla, Azor, y sus huestes, estaban preparados. Las dos fuerzas se encontraron en Idyllglen. Parecía predestinado para los cruzados, pero en realidad fue según el diseño de Yeenoghu, quería manipular la conexión emocional que Azor y su aliada mortal, Yael tenían con la aldea. En el fuego de la batalla, el Señor Demoníaco capturó a Yael y huyó con ella a través de un portal. Azor y sus jinetes esperaban darle caza en su plano original, pero Yeenoghu los condujo a Averno.

En la batalla que se conoció como la Cabalgada, las fuerzas de Elturel se vieron atrapadas entre el ejército de demonios y las fuerzas diabólicas de Averno. La victoria era imposible, y conforme los soldados mortales empezaron a huir y dividirse, Azor derrotó al archidiablo que dirigía los ejércitos infernales, en vano, y habiendo perdido su mano en el proceso. Cuando la batalla por fin llegó a su fin, los diablos encontraron a Azor bajo una pila de diablos asesinados, y a Asmodeo, que había llegado a ofrecerle un pacto.

Así, Azorlontass, la Pálida, pasó de ser una de los Ocho Oscuros, los generales de los Nueve Infiernos en la Guerra de Sangre, y de ahí a convertirse en Archiduquesa de Averno, la primera capa.

Tras su descenso, adoptó un aspecto más diabólico: un halo de fuego ardía sobre su cabeza, su piel, antes suave, estaba calcinada y sus alas angelicales, arruinadas por las llamas, se volvieron como el cuero. Había abandonado la venda que le cubría los ojos, que ahora brillaban con una cólera blanquecina, y había perdido una de sus manos, que había sustituido por un mayal.

Cuando Azor sustituyó al diablo de la sima Bel como gobernante de Averno, ese cambio supuso un importante giro en las tácticas de los diablos. El temperamento ardiente de Azor y sus temerarias maniobras contrastan con el enfoque de Bel, que se basaba en su experiencia en logística y tácticas defensivas para hacer avances constantes pero lentos. Bel sigue siendo uno de sus principales lugartenientes, y no desalienta sus tácticas temerarias con la esperanza de que ella extienda demasiado sus fuerzas y sufra una derrota que conduzca a su destitución. 

Azor no es una política. Vive para luchar, y basa su opinión de aquellos con los que se reúne en una combinación de sus habilidades de combate y su voluntad de usar esas habilidades. A los ojos de Azor, el fervor y la furia son tan importantes en un combate como la disciplina de hierro y el entrenamiento exhaustivo.

Ahora, tras ser derrotada por la Égida de Elturel, tras su fracaso en su plan para arrastrar la ciudad al Estigio y hacerles pagar por la traición de sus predecesores, Zariel ha sido redimida. Sus pecados han sido perdonados, pero su alma impura aún tiene mucho trabajo que hacer para recuperar su dignidad. Retornó a Celestia junto a Lulu, para recorrer este nuevo camino.

Azorlontass, Archiduquesa de Averno
Azorlontass, Archiduquesa de Averno