Yael nació en el pueblo de Idyllglen. Cuando era joven, la existencia de Idyllglen se vio amenazada por una banda de ogros merodeadores. Yael organizó a los aldeanos más jóvenes en una especie de milicia defensiva, pero no fue suficiente. Rezó en un santuario dedicado a Azor, que había llegado a Idyllglen siglos atrás y salvado a la aldea de una horda de gnolls liderados por el señor demoníaco Yeenoghu y le pidió ayuda. Azor respondió a la plegaria y vino con Lulu.

Azor, Lulu y Yael se hicieron amigas rápidamente. Con cada desafío al que se enfrentaban, Yael sonreía y decía: "Sólo tenemos que soñar un poco más a lo grande". La campaña duró varios meses, pero al final tuvieron éxito. Cuando Azor se marchó, Yael convirtió su milicia en una fuerza regional de mantenimiento de la paz.

Varios años después, Azor regresó. Había urdido un plan: Levantar un ejército mortal en el Plano Material para invadir el Abismo y crear un segundo frente en la Guerra de Sangre. ¿La respuesta de Yael cuando encabezó los planes? "Sí. Soñemos un poco más a lo grande".

La milicia se convirtió en los primeros Cruzados. Llevaban una insignia con soles gemelos, representando a Azor y Lulu como sus salvadores angelicales. Yael y Lulu fueron en una serie de misiones de reclutamiento. Quizá la más importante fue la de Lord Olanthius en Elturel. Olanthius aceptó y la Cruzada trasladó su centro de operaciones al sur de la ciudad. Yael se enamoró del joven lord, y él de ella, aunque su amor nunca llegó a aflorar, pues Yael sentía lo mismo hacia Azor. Yael, Olanthius y, un tercer llegado, Haruman se convirtieron en los Tres Generales. 

Entonces Yeenoghu regresó. Las fuerzas Azoristas se enteraron de que el señor de demoníaco estaba atacando los asentamientos cercanos. Cabalgaron hacia el norte e interceptaron a su ejército en Idyllglen. Durante la batalla, Yael fue capturada y llevada a través de un portal por Yeenoghu. Cuando vio a los Cruzados salir por el portal detrás de ellos, con Azor liderando la carga, sintió el mayor alivio de su vida, pero también el mayor terror. Porque se dio cuenta de que Yeenoghu les había tendido una trampa.

El portal conducía a Averno.

Los cruzados iban bien contra el ejército de demonios de Yeenoghu cuando se acercó un ejército de diablos al mando de un general de los Ocho Oscuros. Jander Estrellasol, uno de los caballeros de Haruman, lideró una huida de muchos de los caballeros a través del portal, que luego se cerró tras ellos. Yael está segura de que fue la última broma cruel de Yeenoghu.

Olanthius y Haruman fueron capaces de eliminar los restos del ejército de Yeenoghu y acabar con ellos, mientras Azor y Yael hacían girar su mando para enfrentarse al ejército de diablos. Yeenoghu escapó, mientras Azor y Lulu se enzarzaron en un duelo aéreo con el general infernal, que terminó cuando este cortó la mano derecha de Azor, que aún empuñaba su espada. Azor saltó de Lulu y se lanzó tras la espada y la mano, con el archidiablo persiguiéndola. En el último momento posible, Azor arrebató su espada del aire, invirtió su vuelo y se la clavó al general en el pecho. Una enorme explosión sacudió el campo de batalla al morir el general diablo, nublando el campo de batalla en una neblina de polvo rojo. A pesar de su terrible herida y del caos subsiguiente, tras la muerte del Oscuro era posible que Azor y sus generales hubieran podido recuperarse. Pero entonces llegó un segundo ejército bajo el mando de Bel.

Yael se había unido a Azor y Lulu. Mientras Bel se acercaba amenazando sus vidas, las tres viejas amigas lucharon codo con codo. Mientras más diablos se acercaban, Azor sabía lo que le esperaba y temía su propia debilidad. Tomó un fragmento de su esencia angélical, una chispa de pura bondad, y lo colocó dentro de su espada. Pidió a Yael que tomara la espada y se asegurara de que no fuera capturada por las fuerzas del Infierno. Yael se negó. Azor sonrió con tristeza. "Mira más allá de este día olvidado. Por última vez, necesito que sueñes un poco más a lo grande".

Con lágrimas en los ojos, Yael aceptó.

Azor se volvió entonces hacia Lulu, se despidió de su vieja amiga y le pidió que fuera con Yael y la mantuviera a salvo. Las fuerzas aéreas de los diablos habían sido diezmadas, por lo que Yael, habiendo ocultado la espada dentro de su capa, pudo escapar a través de sus mermadas filas a lomos de Lulu. Yael y Lulu intentaron escapar del Infierno, pero fueron interceptadas en el Estigio por Yeenoghu. Huyeron de vuelta a Averno. Cuando demonios y diablos se acercaron a ellas, se dieron cuenta de que era imposible escapar.

Yael clavó la Espada de Azor en una roca y pidió la intervención divina. Lulu vertió su propia esencia celestial en la llamada, la empática resonancia de su trompeta resonó por las llanuras de Averno mientras impulsaba la súplica de Yael por los planos exteriores. Aun así, los dioses tenían poco poder en Averno, pero Pélor les dio una oportunidad. Yael se sacrificó, vertiendo su fuerza vital en lo que Pélor ofrecía, levantando una fortaleza de alabastro alrededor de la Espada para protegerla. Sin embargo, la propia naturaleza de Averno se rebeló ante este toque sagrado, y un quiste sangriento engulló a la fortaleza, al cadáver de Yael y a Lulu.

Tras años de espera, Yael encontró en Antaris un digno portador de la espada, que dio su vida para ser renacido como Erathaol. Y tras la batalla de la Égida contra Azor, ahora archiduquesa de Averno, consiguió la paz y reunirse con sus viejas amigas, en Celestia.