Los trasgos o goblinoides tienen una anatomía humanoide típica, aunque el tono y la textura de su piel a menudo se encuentran entre la de los humanos y la de los orcos. La notable excepción de esta regla son los osgos que tienen cuerpos enteros cubiertos de pies a cabeza con pelaje grueso.
Los trasgos rara vez se llevaban bien consigo mismos mejor que sus enemigos, aunque en ocasiones se unían por una causa común. En tales situaciones, la jerarquía generalmente estaba determinada por quien ganara en una pelea, y no era raro que lo descubrieran a través de métodos físicos.