Erva, una señora feérica del Eco de las Luces, deslumbraba con su belleza etérea y su encanto enigmático. Sin embargo, su corazón albergaba una ambición tan profunda como los bosques que llamaba hogar. Ansiando los poderes celestiales que le eran ajenos, Erva se aventuró más allá de los confines del Paraje Féerico en busca de un conocimiento arcano prohibido.

Se dice que fue tentada por una entidad sombría, un ser de los rincones oscuros de los planos inferiores, que le ofreció un ritual para obtener los dones de los celestiales. Sin titubear, Erva aceptó el trato y llevó a cabo el ritual infernal. En el apogeo del rito, la señora feérica expulsó toda su maldad, dividiendo su alma en dos.

La parte pura de su ser, tan clara como la luz de un ángel, se ocultó entre los pliegues de los planos celestiales, donde su resplandor quedó velado y protegido de ojos curiosos. Erva, ahora desprovista de su maldad, renació como una gemela luminosa, perdida en los reinos celestiales sin ser descubierta.

Mientras tanto, la otra mitad de su alma, oscurecida por la maldad expulsada, emergió en los planos inferiores como una Saga de sombras y secretos. Dotada de habilidades arcanas corruptas, la gemela malévola de Erva, Lilith se embarcó en una búsqueda de poder y venganza.