Si la calamidad, el mal y la misma fuerza de la gravedad tuviesen un nombre, sería Diablo. Esta criatura habitaba Mipsum antes incluso que los dioses, su fuerza sin rival le convirtió en un Ser Olvidado, desterrado para siempre a la Prisión Espejo.

Se dice que los diablos de Baator deben su nombre a las leyendas sobre el mal encarnado de Diablo. Los diablos y Asmodeo hubieran preferido simplemente baatezu, su nombre real, pero "diablos" trae un terror innato a los humanoides, que tampoco van a desaprovechar.

Poco se sabe de sus intenciones, pero en un santuario perdido, cerca de la ciudad de Amuradis, este Ser Olvidado casi escapa de su prisión, quien intentó liberarlo aún sigue libre, y tal vez, un día, el mundo se vuelva a cubrir de negro y la maldad vuelva a ser libre cuando Diablo reine.

Después de los sucesos en el Cruce de Aguasnegras, la participación de Diablo en los acontecimientos dejó claro su lugar cómo uno de los Oscuros, su regreso parece escrito en piedra y sangre, y sólo el tiempo puede revelar los planes del mal primigenio. 

Diablo formó parte de lo ocurrido en las Ruinas de las Moiras, encontrando a su otra mitad gracias a un error de Bearric, pudo conocer el paradero de la Orden de los Fab'Huritus, y lideró un asalto junto a los otros oscuros, consiguiendo destruir la orden y arrebatando la vida al ladrón que hace años robó su poder. Aunque, el destino ha revelado, que las consecuencias del ataque fueron duras para él también, pues se sabe que se retiró triunfante, pero herido.