Bastian Shirokin, descendiente del linaje de herreros Shirokin y heredero de la espada familiar ''Piedad'', se crió y formó como guerrero en Rocfort junto a su hermana IlonkaTras la muerte de su padre, el famoso herrero Andre, los hermanos Shirokin decidieron no aprovecharse de la fama de su familia y abrieron una humilde herrería en la ciudad de Borona.

El talento para forjar lo había heredado Ilonka, y aún habiendo evitado que la gente conociera su ascendencia, la calidad de su trabajo hizo que todo el mundo se fijara en ella, y eventualmente, revelara también la fama de su familia. Ya habiendo demostrado que merecía apellidarse Shirokin, dejó que los clientes más selectos acudieran a ella.

Mientras su hermana demostraba al mundo su talento, Bastian la ayudaba con lo que podía, pero dedicaba la mayor parte de su tiempo en recorrer las tierras que rodean Borona haciendo encargos como mercenario. Escoltando mercaderes y adentrándose en cuevas plagadas de criaturas siguió perfeccionando su técnica con la espada, hasta que un día llamó la atención de un instructor del ejército. Este le dijo que desperdiciaba su habilidad y que debería unirse a las fuerzas del orden. Se alistó a la edad de 25 años, esperando encontrar rivales dignos y un adiestramiento de calidad.

Destacó rápidamente entre sus compañeros e hizo amistad con otra habilidosa y peculiar guerrera llamada Sogo, hija del sumo sacerdote de Pélor, de la que se enamoraría con el paso del tiempo. 10 años después, Bastian se había convertido en un formidable espadachín. Siempre encabezaba la batalla y jamás dejaba a un aliado atrás. A veces, su buen corazón era más fuerte que su deseo de justicia, y no tomaba represalias contra los más necesitados que se veían en la necesidad de delinquir. Debido a esto era conocido y respetado tanto por los líderes como por los plebeyos.

Un día y sin previo aviso, Halcón regresó oficialmente a Rocfort tras su viaje personal, y solicitó de inmediato a varios miembros para un equipo de élite. Tras una exhaustiva selección entre los soldados más cualificados del país eligió a Bastian y a Sogo, formando así la división militar conocida como La Patrulla.

Este equipo estuvo en funcionamiento durante 1 año, hasta el mismo día en el que Bastian vio como una figura encapuchada asesinaba a su hermana Ilonka delante de él, sin que pudiera hacer nada para evitarlo. El arma que empleó el asesino fue Filo Negro, una hoja de poder desconocido que estalló en un forcejeo entre su portador y Bastian, provocándole sus características cicatrices. Más tarde descubriría que dicha arma había sido forjada por la propia Ilonka como un encargo, y que en el proceso se había obsesionado con ella por su siniestra influencia.

Con su vida hecha pedazos, al igual que la extraña espada, Bastian abandonó La Patrulla y se dirigió por su cuenta tras los pasos del enigmático asesino. Su retiro le llevó durante un año por las Grandes Colinas, pero no encontró ni un mísero rastro. Por azares del destino, Bastian acabó uniendo fuerzas con Rulink Yánaster y Thranduil en lo que comenzaría como un encargo sencillo, pero derivaría en inclinar la balanza en la Guerra de la Madre Dragón, impidiendo el surgimiento de Tiamat en el plano material. Por desgracia, en el último combate de este grupo, Bastian murió debido al rayo del Contemplador Aurathator, pero sería reencarnado como alto semielfo gracias a los poderes druídicos de Rulink.

Tras estos acontecimientos y la disolución del grupo, Bastian escuchó que alguien con su misma apariencia estaba creando problemas en Elturel. Sin tiempo para asimilar los cambios que había sufrido tras su reencarnación, y con miedo de regresar ante Sogo tras todo este tiempo y tan cambiado, marchó a investigar dicha ciudad.

Allí se alió con Eril, un clérigo que buscaba a su sobrina desaparecida, y con Felicio Shirokin, otro Shirokin familiar lejano de Bastian que había sufrido en primera persona los estragos del delincuente replicante. Tras investigar descubrieron que se trataba de un Oni llamado Daon, el mismo que años atrás había matado a Ilonka, y que buscaba atraer la atención de Bastian para recuperar Filo Negro y obtener sangre Shirokin, ambos ingredientes necesarios para acceder al conocimiento y habilidad superior para la forja de armas mágicas que, según mantenía el oni, los antepasados de Bastian habían robado a su pueblo hace mucho tiempo. Tras unos duros enfrentamientos, los héroes lograron vencer al oni y al aquelarre de sagas que trabajaban con él y que habían secuestrado a la sobrina de Eril. Sin embargo, al final del enfrentamiento una de las tres sagas logró escapar dirección a Averno con Filo Negro. Felicio se asentó en solitario a las afueras de Elturel con la intención de aprender el arte de la forja y mantener así el legado de su familia, pero Bastian y Eril decidieron ir tras los pasos de la traicionera criatura huída.

En Averno unieron fuerzas con Melodía y Hans, otros expertos en objetos mágicos y la caza de infraplanares que deseaban detener a Razek, elegido de Yeenoghu. Infiltrados en su fortaleza demoníaca con forma de gorila encontraron a la saga, a quien mataron tras saber que había entregado Filo Negro a Razek. Tras explorar la fortaleza llegaron al combate final contra el inmenso y poderoso demonio bicéfalo, quien en mitad de la batalla decapitó a Eril como si nada. Bastian furioso logró sacar las últimas gotas de luz que quedaban de su oxidada y maltrecha espada Ilonka, invocando al espíritu de su hermana para acabar con el titán que había matado a su hermano de armas.

Afortunadamente lograron traer a Eril de nuevo a la vida, y escapar todos juntos de vuelta al plano material. Bastian se planteó destruir la espada y cederle su poder a Felicio, pero decidió que no quería dejarle la carga del linaje Shirokin y que era mejor que trabajara tranquilamente en su nueva herrería, y que si alcanzaba la grandeza fuera por sus propios medios. Decidido esto, Bastian y Eril marcharon a Rocfort, a Piedra Centinela, para que el paladín reclamara su merecido puesto como Llama del Puño Ardiente y comandante general de las fuerzas del fuerte. Eril animó a su compañero a afrontar la conversación que tanto tiempo había pospuesto.

"Del mismo modo que no temes enfrentar a colosales titanes como Azek, deja atrás el miedo y ve de una vez por todas a hablar con Sogo, ella lo merece".

El paladín abrió su corazón ante su vieja amiga. Le habló de todo por lo que había pasado, de su miedo a perderla tras haber actuado de forma tan egoísta, y de como su búsqueda de venganza había consumido demasiado tiempo, tiempo que debería haber pasado con sus seres queridos. Sogo se mostró comprensiva y prometió perdonarle cuando compensara todo ese tiempo en el que había estado desaparecido, empezando por una cita esa misma noche. 

Bastian también le propuso a Eril un puesto en la jerarquía militar como su mano derecha, como el gran protector de Filo Negro, de modo que el artefacto estuviera bien custodiado para que no cayera en malas manos, pero permitiendo su uso junto a la sangre del mismo Bastian si en una situación excepcional Rocfort necesitara su poder.

Bastian, en su forma humana antes de su reencarnación
Bastian, en su forma humana antes de su reencarnación

Title
El Centinela

Type
Personaje Jugador

Race
Humano

Gender
Varón

Pronouns
Él

Appearance

Altura
2.00

Ojos
Rasgados y oscuros

Piel
Bronceada

Pelo
Plateado