Nacido como elfo oscuro de sangre, Kharna estaba condenado a vivir una vida de rechazo y miseria. La supuesta naturaleza violenta de esta especie le llevó a ser repudiado hasta en las tierras más enfermizas de todo Mipsum, La Ponzoña.

Tras ser abandonado siendo un niño, Kharna se crió en lo más profundo de este pantano, en el que cazar veloz y brutalmente, tanto con armas de filo como con hemomancia, se convirtió en un refinado arte para él. Un día, un hermitaño llamado Lumal vio por casualidad las habilidades del joven elfo, e intrigado se ofreció a instruirle lejos del pozo de miseria en el que se había criado. Kharna accedió empujado por su deseo de aprender más allá de lo que estas tierras baldías le podían enseñar. Su maestro, le enseñó lo mejor que pudo sobre como era el mundo de ahí fuera y quien lo habitaba. Le convenció de que un joven con tanto talento podría viajar, adquirir grandes conocimientos y quizás lograr lo que desde pequeño Kharna anhelaba, demostrar al mundo que él no era inferior, que podía lograr algo en su vida. Conocedor de la mala fama que tenían en las tierras civilizadas las habilidades que el joven empleaba, Lumal le obligó a jurar que solo usaría la hemomancia como último recurso y solo para salvar su propia vida.

Años más tarde, un grupo de experimentados esclavistas que se hacían llamar los Pastores de Hierro los emboscaron cerca de los límites de los pantanos. Habían apresado a varios elfos oscuros que vivían apartados del resto, como ellos, y los querían llevar como esclavos a algún lugar. Mediante magia cruzaron medio continente en dirección norte en contra de su voluntad, pero Kharna logró liberarse antes de un nuevo teletransporte. Acabó con los esclavistas que trataron de inmovilizarlo mientras el resto se esfumaban junto a Lumal y al resto de los esclavos. Tras vencerlos e interrogarlos, descubrió que su destino era el archipiélago de Arengiel. De pronto vio acercarse a un par de guerreros más pero se percató de que vestían y olían diferente, no eran como los otros. Kharna tomó la forma del paladín que acababa de asesinar para ganarse su confianza, ya que quizás una alianza le facilitara las cosas,  se deshizo del cadáver y fingió ser el último de su equipo tras el ataque de una bestia. Sin embargo, los viajeros no tardarían mucho en ganarse la confianza del elfo oscuro, descubriendo por ello su verdadera naturaleza.

Tras una parada en Pilzander y con el equipo al completo, Astah, Kharna, Neir y Rulink partieron a Ariengel persiguiendo a los esclavistas. 

Una vez en el archipielago, siguieron el rastro los Pastores de Hierro tras encontrarse y derrotar a Ukras, uno de sus antiguos miembros. La búsqueda de Lumal les llevó directamente a una ciudad donde los esclavistas escondían criaturas y personas para usarlos en las luchas de la arena. El reencuentro con el maestro de Kharna no fue como lo esperaban, atrapados en una mazmorra por esta red de traficantes de esclavos. Pero gracias a la buena suerte y a las aptitudes para el combate aprendidas, este variopinto grupo consiguió vencer y rescatar a los prisioneros. Tras esto, tanto Kharna como su maestro decidieron mudarse a Tirash junto al elfo pálido Rulink.

9def998a-507f-413c-a78c-859d54b1dc87.jpgKharna, miembro de Los Padres del Guiverno